Crítica de ‘Ragnarök’: Netflix y la mitología nórdica

Los dioses nórdicos nunca pierden vigencia y esta serie de Netflix demuestra que siempre existe un nuevo camino para hablar de ellos sin aburrir y sin repetirse; sobre todo, si se cuenta con alguien talentoso en el equipo creativo. En nuestra crítica de ‘Ragnarök’, encontrarás más detalles sin spoilers.

Un nuevo y cautivador Thor

‘Ragnarök’, la serie de Netflix, está ambientada en la actualidad, en un pueblo noruego (ficticio) llamado Edda. Un lugar donde no esperaríamos que seres divinos hagan vida. Este pueblo afronta distintos problemas ambientales gracias a la contaminación y al deshielo de glaciares. Lo que le trae como consecuencia a su población, entre otras cosas, lidiar con inconvenientes propios del «tercer mundo».

Lo cierto, es que Edda es el escenario ideal para esta particular adaptación de la mitología nórdica. Su historia es cautivadora y entretenida. Sus personajes, sus conflictos y la construcción de su misterio hacen de esta serie una apuesta adictiva y bien lograda.

La mayoría de sus protagonistas son adolescentes que coinciden en el mismo lugar de estudio, esto le da un tono distinto a la serie y un amplio abanico de posibilidades. Magne, el personaje principal, es el chico nuevo, y, al mismo tiempo, el encargado de hacerle frente a un mal que tiene dos aristas: la lucha por salvar a la humanidad de las amenazas sobrenaturales (Gigantes) y la lucha por salvar el ambiente de la contaminación por parte de las industrias Jutul.

‘Ragnarök’ aborda la figura del héroe y las virtudes del «Elegido». Su Thor-humano adolescente es particular y valiente. Es un chico en conflicto, pero digno del llamado. Con pequeños detalles la serie nos muestra los cambios físicos del protagonista, además, aprovecha su condición de nuevo en el lugar de estudio para presentarnos a los demás personajes. Por otro lado, Lauritis, su hermano, también destaca por su fuerza, su complejidad y su relación inestable con Magne.

¿Una serie a la altura de Marvel?

‘Ragnarök’ combina la fantasía con el género adolescente y el drama. Su guion a veces es sutil y algunos de sus diálogos destacan (se nota la mano de Adam Price, creador de ‘Borgen‘). Esta fórmula le concede más libertad o margen de maniobra. Además, la serie funciona como una suerte de precuela de la mitología nórdica. Su historia es capaz de mostrar el lado más frágil de sus protagonistas, su intimidad, sus conflictos y sus anhelos.

Los personajes principales evolucionan y tienen mucha fuerza, aunque algunos toman decisiones cuestionables. Por otro lado, abordar sus distintos conflictos (identidad, aceptación, cambios físicos y mentales) constituye una de las virtudes de esta historia.

Además, las relaciones entre ellos se tornan complejas e interesantes. A veces resultan conflictivas, cambiantes o extrañas. Y, por supuesto, estas son fundamentales a la hora de construir los distintos momentos de tensión.

Aunque algunos han cuestionado su ritmo, creemos que este no significa un problema; es decir, la serie nunca se vuelve tediosa o repetitiva. De hecho, tiene el tono y el ritmo adecuado. Además, construye bien su misterio y dosifica de forma correcta la información: revela detalles de a poco y con eso basta para engancharse.

‘Ragnarök’ toca temas como las relaciones amorosas, la crisis ambiental, la influencia de las multinacionales, la naturaleza humana, el conflicto entre el bien y el mal, el heroísmo, la traición y la soledad.

La historia no ha finalizado y pronto debería ser renovada. Por otro lado, yo la he disfrutado más que las series de Marvel, gracias a su capacidad para ahondar en la psique de los protagonistas y a las complejas relaciones que se forjan entre ellos.