Crítica de ‘Cómo vivir contigo mismo’: Paul Rudd no puede solo

Esta serie de Netflix, cuyo nombre original es Living with yourself, se estrenó en octubre de 2019. Su premisa y su protagonista, Paul Rudd, también conocido como Ant-Man, generaron gran expectativa. En Series y Libros queremos compartir contigo nuestra opinión de este proyecto, por eso hemos preparado una breve crítica de ‘Cómo vivir contigo mismo’.

¿De qué va la serie?

La vida de Miles cambia drásticamente cuando descubre que existe una persona igual a él (físicamente) y mejor que él en los demás apartados.

Crítica de ‘Cómo vivir contigo mismo’: Living with Yourself

Paul Rudd y poco más

Si tuviera que escoger una palabra para describir mi experiencia después de ver esta serie, elegiría «insatisfacción». Living with yourself desaprovechó el potencial con que contaba: tenía las herramientas para ser mejor y no pudo. En ese sentido me recuerda a Altered Carbon.

Claro está, conviene aclarar que la serie no es repudiable ni aburrida, de hecho, se deja ver gracias a tres factores: la corta duración (ocho episodios breves); la destacada labor de su protagonista y la incertidumbre que genera su premisa.

Living with yourself comienza con buen ritmo, pero pierde el rumbo a mitad de camino y cierra de forma lamentable. No tiene la valentía para tomar partido, no arriesga lo suficiente, cuida en demasía a sus protagonistas y no escucha lo que pedía a gritos su historia: una resolución trágica, elegante o sorpresiva.

Alerta de spoiler

La serie funciona bien hasta el momento en que Kate descubre lo que le sucede a su esposo, entonces esta tragicomedia no se torna lo suficientemente risible para ser divertida, ni lo suficientemente valiente para ser trágica, y mucho menos logra combinar de forma efectiva ambas posibilidades.

Sin embargo, Paul Rudd nos mantiene a flote interpretando maravillosamente a dos personajes que, a pesar de ser idénticos, jamás se confunden (al auténtico estilo de Orphan Black).

La situación que experimentan ambos personajes es también una invitación a revaluar nuestra identidad: ¿Realmente somos quienes creemos que somos?

Lo vivido por Kate también nos deja una interesante premisa: lo que es excesivamente bueno no nos hace bien, es imposible la felicidad sin la imperfección.

Pero la serie nunca da el salto de calidad y termina de desplomarse al final. En el momento climático la historia se le fue de las manos a los guionistas. Su excesiva simpatía se convirtió en ingenuidad.

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