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Crítica de ‘El Jurado’: La serie belga del momento
Llegó sin hacer mucho ruido, pero sus diez episodios nos cuentan una historia particular que vale la pena. Si piensas que Into The Night es la única serie belga buena de Netflix, estás equivocado. A continuación nuestra crítica de ‘El Jurado’ (libre de spoilers).
¿De qué va ‘El Jurado’
Frie Palmers va a juicio tras ser acusada de matar a su hija y su mejor amiga. Entonces un jurado integrado por doce personajes será el responsable de dar el veredicto. Esta historia, más que determinar la culpabilidad o inocencia de la acusada, se preocupa en ahondar en la psique de sus protagonistas.
Un jurado y una historia particular
Los protagonistas de los relatos judiciales suelen ser los acusados o los abogados implicados, sin embargo, en esta producción los personajes más importantes son algunos miembros del jurado. Claro está, no se deja al margen el caso ni sus implicaciones.
La historia contada se enriquece por la complejidad del caso, donde la acusada no es la única que pudiera ser culpable; por la personalidad del abogado defensor, un sujeto perspicaz, sarcástico y osado; por la particularidad del juicio, que implica un número de personas poco habitual; y por los miembros del jurado, individuos cuya «objetividad» se ve afectada por distintos conflictos personales.
Además, la forma de relatar los hechos, donde se recurre al pasado continuamente, y donde el espectador irá, al igual que el jurado, formando su propia opinión, es uno de los valores de esta producción que no solo es reveladora, sino también sugerente.
Los secretos, las mentiras, y los inconvenientes que agobian a los diferentes personajes, le darán mayor complejidad a una historia donde el veredicto no es lo único que importa.
El Jurado es una serie que nos invita a hacernos distintas preguntas, entre ellas: ¿Frie Palmers es capaz de matar a su propia hija? ¿Quiénes están aptos para juzgar los delitos cuando ninguno está exento de trasgredir la ley? ¿Cómo determinar un castigo justo para los transgresores?
Las diferentes versiones de los hechos, la dosificación de la información y la ausencia de pruebas contundentes favorecen el carácter sugerente de una producción que pretende insinuar, más que aleccionar.
Si bien el ritmo de lento de algunos episodios podría ser un tropiezo para algunos espectadores, la calidad de esta serie está justificada el tiempo invertido en ella.
Por si fuera poco, no necesitamos descubrir todos los detalles en torno a ambos crímenes, al fin y al cabo, en la vida real nos enteramos de los veredictos, pero no necesariamente de la verdad.
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