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Crítica de ‘Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba’, un anime digno de elogios

Se estrenó en 2019 y conquistó a la crítica y al público en general. Su secuela, que cambió de formato (largometraje) batió records de audiencia en Japón en 2020 (con más de siete millones de espectadores). Este año se estrena su segunda temporada y los 26 episodios que conforman la primera están disponibles en Netflix desde el primero de abril. En esta crítica de ‘Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba’, hablamos sin spoilers de una historia imperdible para los amantes y los no tan amantes del anime.

Humanos contra demonios

Kimetsu no Yaiba relata una historia llena de acción y fantasía, pero no se limita a batallas o enfrentamientos provocados, en buena medida, por la aparición continúa de seres malignos, inquietantes y extraños; también ahonda en la psique de algunos personajes y aborda conceptos como el de familia, justicia, venganza y amor.

El protagonista es Tanjirou Kamado, un jovencito cuya vida cambia radicalmente cuando su familia es asesinada por un demonio. Su hermana y él son los únicos sobrevivientes, sin embargo ella sufre una terrible transformación. Entonces Tanjirou se convierte en cazador de demonios.

Crítica de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba

Por supuesto, Tanjirou entrenará de forma incansable para alcanzar su objetivo. Hacerse más fuerte será una necesidad; no un capricho, una muestra de ego o un deseo repentino. Ser fuerte es sinónimo de protección y es el único camino posible para luchar por un mundo distinto. Su gran motivación es el amor por su hermana. En otras palabras, la fuerza será un medio, no un fin. Una habilidad que guarda más relación con la justicia que la venganza, según la óptica de Tanjirou.

Este estará en constante evolución. Pero su empatía por aliados y enemigos, su perseverancia y su compromiso por la causa que defiende, serán algunos de sus rasgos característicos. Además, sus motivaciones siempre serán firmes y claras. Y, si la situación lo amerita, estará dispuesto a trabajar en equipo sin quejas o reclamos.

Tanjirou Kamado

Un anime completo

Demon Slayer cuenta con escenas de acción bien logradas, buenos personajes, amplio imaginario (que incluye diversos antagonistas con distintas capacidades), una animación impecable y una destacada banda sonora.

A pesar de las luchas constantes, la historia nunca se vuelve monótona gracias a la presencia de distintos conflictos. Por si fuera poco, no dilata demasiado los buenos enfrentamientos y tampoco los acorta de forma súbita o drástica. También tiene la capacidad de crear tensión y zozobra, y cuenta con giros inesperados.

Kimetsu no Yaiba

Cabe destacar, algunos matices presentes en su historia vinculados a los conceptos de bien y mal y a sus representantes (héroes y demonios). No todo es blanco y negro, hay zonas grises y acciones, aparentemente contradictorias, de algunos personajes. Además, la sangre forjará vínculos sólidos que transcenderán lo físico y emocional.

Los demonios, en general, se muestran como criaturas deshumanizadas que encuentran su propósito en la maldad. Esto puede verse como una metáfora de la perversión del hombre. Es decir, los demonios son una forma corrupta del ser humano, una expresión de sus deseos más oscuros, una respuesta ante los traumas y la fatalidad, una forma de impureza con habilidades extraordinarias, seres con un potencial infinito al servicio de las tinieblas.

Crítica de Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba

En fin, sobran las razones para darle una oportunidad a este gran anime. Sus 26 episodios pasan volando y te dejarán con ganas de más…

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